domingo, 30 de octubre de 2011

Parte 21 - El complejo de Edipo

El complejo de Edipo


   Es adecuado mencionar brevemente dos conceptos del psicoanálisis pilares en la comprensión global de los trastornos mentales y sin duda de la neurosis.
El complejo de Edipo y el concepto de Narcisismo.

Edipo


“Siempre se vuelve al primer amor”
Tango “Volver” 
Letra de Alfredo Lepera - música de Carlos Gardel

   El psicoanálisis considera el Complejo de Edipo como el núcleo estructural de la neurosis.
Cuando dudamos de la influencia del complejo de Edipo en la génesis de la neurosis, podríamos pensar en lo penoso que resultan los desencuentros amorosos de los adultos y considerar si acaso esas emociones no remiten a fuertes raíces infantiles.
La historia del primer amor y el primer desengaño es indudablemente una marca indeleble en la vida, de la que cada individuo intenta recomponerse.
   Freud encuentra en la tragedia Edipo Rey de Sófocles el escenario mítico que expone la configuración de relaciones que se establece en el triángulo entre madre, padre e hijo.
  
   La primer referencia al tema aparece en una carta de Freud a su amigo Fliess en 1897: “También en mí comprobé el amor por la madre y los celos contra el padre al punto que los considero ahora como un fenómeno general de la primera infancia”.
   El niño siente que su amor por la madre es obstaculizado por el padre, al que vive como  rival. De allí surgen las fantasías de matarlo, eliminarlo de la esfera de competencia, y del mismo modo el temor a la retaliación, a través del temor a la castración.
Pero a la vez, el reconocimiento de la condición protectora y proveedora del padre, provoca en el niño el surgimiento de la culpa por sus sentimientos hostiles hacia él, promoviendo la formación del Superyó, instauradora de la conducta moral, en buena medida edificada a partir de la identificación con el padre.

   Se trata de un mito que remonta a los orígenes de la civilización, de múltiples facetas y derivaciones, cuyos ángulos involucran no solo al niño, sino a cada uno de los integrantes del triángulo, madre y padre, desde donde a su vez, cada progenitor reedita la vivencia de exclusión afectiva y las fantasías edípicas.
   Es interesante señalar el peso que la instancia del superyó provee a la dinámica neurótica.
El Superyó representa la aceptación y el respeto a la ley y la posibilidad de una convivencia en sociedad.
   La incapacidad de incorporar de manera adecuada esta instancia implica una detención en la maduración psíquica, dando lugar a estructuras de personalidad mas frágiles como la limítrofe o los trastornos de personalidad.
  El yo percibe la angustia, vestigio del conflicto que se vuelve inconsciente, entre los deseos incestuosos del Ello y el freno impuesto por el Superyo.
Así mismo, puede entenderse la angustia como el resultado de una represión incompleta del temor a la retaliación por parte del padre por la usurpación materna (la fantasía inconsciente de castración según Freud), siendo derivada habitualmente hacia otros síntomas por los mecanismos de defensa.
   Si bien la angustia derivada del conflicto edípico es considerada central en la
psicopatología de la neurosis, otras posibles experiencias primarias de carácter
traumático como el nacimiento, pueden estar en el origen de la angustia.
   La idiosincrasia, es decir, la expresión particular de los síntomas en cada sujeto en especial en el terreno mental, pone nuevamente a la homeopatía en un plano terapéutico relevante.